jueves, 8 de abril de 2010

EXTRACTO DE DOCUMENTO DE UNIDAD DE INMUNIZACIONES INTERESANTE!!!! UN POCO LARGO PERO TOMESE SU TIEMPO Y LEA POR SU BIEN Y EL DE SU FAMILIA

MINSAL (EXTRACTO)

Unidad de Inmunizaciones-DIPRECE

V1-´24-03-2010

2.3.3 Riesgo de incertidumbre y temor irracional

Así como hay motivos para prever que la demanda por la vacuna A\H1N1 puede ser mayor a lo habitual, también hay experiencias recientes, provenientes de varios países del hemisferio norte, donde las aprensiones en torno a la seguridad y la eficacia de estos nuevos productos impidieron alcanzar las coberturas planificadas por las autoridades de salud pública.

El temor a lo desconocido puede ser un factor de alta injerencia en el nivel de aceptación de la vacuna por parte de la población objetivo, y por ende también en el cumplimiento de los propósitos de la intervención.

El Minsal, analiza la experiencia internacional en relación a la demanda y a la aceptación de la población a recibir o someterse a ser inoculado por la A/H1N1, asegurando que el incumplimiento de las coberturas planificadas por las autoridades de salud pública, se deben nada más y nada menos que por “temor a lo desconocido”, atribuyéndole a este estado (de temor) una injerencia que nunca ha sido gravitante a la hora de la toma de decisiones de una instancia del gobierno tan importante como un Ministerio de Salud, siempre que esas políticas públicas de la cartera fueran completamente ciertas, bien argumentadas, donde la población recibe la información completa y la adquisición de –en este caso- las vacunas sean realizadas de manera transparente. En estricto rigor, el primer planteamiento no responde a la necesidad de información que necesitan los ciudadanos, menos aún, entregan una visión científica que sea corroborada de la misma manera donde quede absolutamente despejada la duda de lo beneficioso que podría ser inocularse con una dosis que en los países del hemisferio norte han sido rechazadas.

Sin duda hay razones justificadas para que la población se manifieste más inquisitiva que lo habitual, en relación a los posibles efectos adversos de las nuevas vacunas contra el virus A\H1N1. Para empezar está el mal recuerdo de una vacuna desarrollada en los Estados Unidos a fines de los años 70’, con un virus genéticamente emparentado con el actual, cuya utilización se asoció a un aumento significativo de los casos de Síndrome de Guillian Barré. No se llegó aclarar si estos eventos fueron desencadenados por el principio activo propiamente tal; por algún residuo antigénico del proceso de propagación de la cepa viral en huevos, o por otro defecto del proceso de manufactura. El hecho es que las vacunas anti-influenza elaboradas con virus de origen porcino quedaron marcadas con un mal precedente de seguridad. Algunas de las vacunas contra el virus A\H1N1 recientemente registradas ofrecen un flanco de incertidumbre adicional, cual es su producción con tecnologías de cultivo de celular, mucho más nuevas que la plataforma clásica de propagación en huevos. Además hay formulaciones de vacuna pandémica – clásicas y de cultivo celular – que incorporan los nuevos adyuvantes oleo-acuosos, genéricamente denominados “escualenos”, entre los cuales hay una variedad de productos con diferentes grados de respaldo en experiencia clínica y aprobación de las agencias regulatorias; desde algunos que tienen varios años de uso comercial, en vacunas contra influenza estacional y de otros tipos, hasta otros que acaban terminar su desarrollo pre-registro.

Por otra parte, el argumento que pretende confirmar el Minsal, es atribuido a la “trayectoria de los laboratorios de origen”, es decir, la duda que supuestamente (según lo escriben y lo hacen aparecer como argumento) registran los laboratorios que producen esta dosis, bajo la premisa de haber quedado con una imagen deteriorada en relación a


“una vacuna desarrollada en los EstadosUnidos a fines de los años 70’, con un virus genéticamente emparentado con el actual, cuya utilización se asoció a un aumento significativo de los casos de Síndrome de Guillian Barré. No se llegó aclarar si estos eventos fueron desencadenados por el principio activo propiamente tal; por algún residuo antigénico del proceso de propagación de la cepa viral en huevos, o por otro defecto del proceso de manufactura.”

Este planteamiento, es al menos, cuestionable como argumento basal, puesto que aplican recursos comunicacionales denominados “falacias”. En este párrafo, el MINSAL, utiliza dos tipos de falacias. Ejemplo uno: “Falacia ad ignorantiam, la que pretende defender que algo es definitivamente verdadero o falso porque no podemos demostrar lo contrario”. Si aseguran que no se pudo comprobar que fuera causante del aumento significativo de casos del virus Guillian Barré, tampoco se podría afirmar lo contrario, es decir, que no fue causante del aumento de pacientes que experimentaron dicha enfermedad.

Por otra parte y como ejemplo dos, el Minsal utiliza la denominada “Falacia ad baculum, la que se aplica para defender una conclusión sin justificarla, más bien sólo apela a los sentimientos y prejuicios de los –en este caso- ciudadanos. El prejuicio al que nos referimos para rebatir la posición del Minsal, es al desprestigio que tuvo un laboratorio determinado en la década de los ’70, en Estados Unidos y a los malos recuerdos que pueden tener las personas en relación a la mencionada situación. También es poco seria la respuesta, pues no entrega de manera seria informes o estudios que comprueben que el rechazo que se ha dado, internacionalmente, a la A/H1N1 se deba a este conocimiento y experiencia previa de los ciudadanos en la actualidad.

Otro elemento que no puede ser soslayado a la hora de ponderar la seguridad de las vacunas es la trayectoria del laboratorio de origen. En este sentido también hay una diversidad de ofertas, desde las producidas por laboratorios debutantes, hasta las avaladas por productores tradicionales, con más 50 años de experiencia en manufactura de vacunas contra influenza.

Aún obviando otros factores, de lo anterior se infiere que la evidencia de seguridad clínica de las vacunas A\H1N1 recientemente registradas es heterogénea y difícil de comunicar en términos asequibles para el público general. Esto último es sinónimo inevitablemente de desinformación e incertidumbre, dos condiciones ampliamente reconocidas por su efecto antagónico a la aceptación social de las vacunaciones. También es hecho sabido que los escenarios donde existe desinformación o evidencia científica incompleta son terreno fértil para la propaganda de ideas anti-vacuna, cuya principal estrategia es el testimonio emotivo anecdótico, transmitido en primera persona, en lenguaje propio del público objetivo. Los medios de prensa, por su parte, pueden contribuir a masificar el daño social causado por estos mensajes, sea por desinformación propia, o por interés de lucrar a partir de la polémica entre las autoridades de Salud, los expertos en vacunas y los voceros de las corrientes contrarias a las vacunaciones.

Al respecto podemos decir que, todos los ministerios de Chile, así como las instancias correspondientes en otros países, cuentan -o al menos eso nos hacen creer- con un departamento de Comunicaciones, la que no sólo trabaja con comunicados y tampoco se dedica a buscar espacios en los distintos medios de comunicación que circulan en el país. El objetivo principal de esta área dentro de una repartición de gobierno, es precisamente, entregar la información sobre el tema abordado (en este caso la vacuna A/H1N1) de manera clara, con términos asequibles para el público en general. Si los expertos en comunicación del Minsal no pueden desarrollar de manera adecuada esta labor, corresponde –entonces- decir que no están preparados para desarrollar este trabajo. No parece serio, más bien parece una chambonada que da gusto por el estilo del cantinfleo, para sacarse de encima el bulto y no responder ante los cuestionamientos más básicos en relación a esta vacuna. Incluso, asumen que mientras haya desinformación, se produce un terreno fértil para “la propaganda anti –vacuna”, buscando con ello, sólo desvirtuar la calidad del material ofrecido y entregado a las instancias pertinentes donde les hemos dado a conocer los daños colaterales de esta inoculación. Al momento de tratar de desvirtuar la información, también dan cuenta que la han recibido de nuestra parte y que la están analizando, aunque de mala forma. El Minsal debe reconocer que en esta campaña donde exigimos información completa en base a los documentos entregados y que todos ustedes pueden leer en nuestro sitio web (http://detenganlavacuna.wordpress.com) que no hemos apelado a testimonios emotivos y mucho menos anecdóticos, sino que hemos entregado informes oficiales, así como documentación de investigaciones científicas que dan cuenta del daño que provoca la A/H1N1. Así como tampoco somos nosotros los que buscamos lucrar con esta polémica, puesto que los únicos beneficiados con esta idea de seguir adelante con la campaña de vacunación, son el mismo ministerio, puesto que busca aparecer en primeras planas y en noticieros dando cuenta de la efectividad del llamado que ha hecho aplicando la política del terror, así mismo, las farmacias que proveen de este medicamento a los ciudadanos, los que cobran por cada dosis entre los 13 y 16 mil pesos. En el fondo, ganan los comerciantes de la salud, a costa –obviamente- de la salud de los chilenos. Ya el Minsal aclaró que tiene presupuestado aplicar la vacuna a 4 millones de habitantes, subiendo la cifra de 2 millones que había propuesto el antiguo gobierno. ¿Si esto no es negocio, que nos expliquen qué es? Porque después de informarnos con mucho cuidado de todos los antecedentes que existen en el mundo al respecto, no podemos pensar que de verdad están pensando en el bienestar de la sociedad.

2.3.4 Riesgo de desinformación de la operativa

El tercer riesgo previsto dice relación con las posibles causas de desorganización, en el plano de la entrega y la recepción de los servicios vacunación. Entre ellas cabe re-considerar la demanda desproporcional a la oferta, discutida más arriba, pero más específicamente la desinformación acerca de las modalidades operativas de la intervención, particularmente aquellas que difieren de las aprendidas a través de las campañas vacunación contra influenza estacional. En este plano hay cambios conceptuales y administrativos transversales al PNI, y también ajustes operativos que derivan del diseño de esta intervención particular.

La vacunación contra el virus A\H1N1 será la primera que transcurra en el marco del nuevo Decreto de Enfermedades Trasmisibles de Vacunación Obligatoria (N°1305, de septiembre de 2009, revisado en el N°06, de enero de 2010), donde la influenza – en cualquiera formas epidemiológicas – aparece oficialmente instalada entre las enfermedades objeto del PNI.

Este cambio tiene múltiples implicancias. Por ejemplo, implica que a partir de este año no será apropiado ni conveniente utilizar el término “campaña” para referirse a la vacunación contra esta enfermedad, porque su acepción más difundida alude a medidas extraordinarias, para cuya implementación se requiere movilizar recursos financieros y humanos que no forman parte del presupuesto o la infraestructura regular del sistema de salud. Ninguno de esos atributos es aplicable a la vacunación contra influenza, entendida como enfermedad objeto del PNI. El Decreto N° 1305 también sitúa la responsabilidad de la gestión regional del PNI en la máxima autoridad sanitaria de cada Región, y define a la red de Atención Primaria de Salud (APS) como su principal órgano ejecutor, primordial responsable de entregar los servicios de vacunación necesarios para el cumplimiento de los objetivos sanitarios del Plan. En consecuencia, a partir de este año no será necesario suscribir convenios ni contratos específicos con los administradores de la Red de APS, para la ejecución de los servicios de vacunación contra la influenza. Sin perjuicio de ello, cada Secretario(a) Regional de Salud tendrá la responsabilidad de evaluar la capacidad de ejecución existente en su respectiva jurisdicción, y de reforzarla en lo que sea necesario, para asegurar el cumplimiento de la medida de Salud Pública en el plazo y con la cobertura requeridas.

Al parecer el Minsal y sus grandes pensadores, están más preocupados de diseñar una fórmula de comunicación estratégica, donde no se aplique la palabra “campaña” con el fin de evitar que la población entienda –equivocadamente- el despliegue de mayores recursos para enfrentar esta política errónea y desinformada que ellos mismos manejan. La idea, en el fondo, es entregar los recursos destinados para vacunar a la población que ya tienen identificada como “vulnerables o de mayor riesgo” y para los que deseen aplicarse la dosis de manera particular, que paguen lo que el mercado acuerde en el valor. De ser así, entonces, queda mucho más claro que no estamos frente a una pandemia, pues al ser declarada pandemia, deberían entregar la vacuna de manera gratuita a toda la ciudadanía. La propuesta comunicacional del Minsal, estaría respondiendo a un negocio que -en el mejor de los casos- sugieren aplicarlo a los chilenos bajo una completa desinformación. Claro que ya tienen los cálculos financieros que esta encubierta campaña pro-vacuna rendirá al finalizar la vacunación a nivel nacional.

Los aspectos específicos del diseño que pueden incidir en la interfase entrega -recepción de los servicios incluyen: que las definiciones operativas de la población destinataria son parcialmente diferentes a las conocidas por los equipos de salud y la población general; que los grupos objetivo serán convocados en forma priorizada y secuencial, de acuerdo a las fechas de llegada y al número de dosis de cada partida de vacunas; que producto de lo mismo el período de ejecución podría ser más prolongado que lo habitual, y que el formato de presentación de la vacuna pandémica obligará a concentrar los servicios de vacunación en los establecimientos de la red asistencial formal, limitando las actividades en terreno a lo indispensable para llevar la vacunación a los beneficiarios que no puedan concurrir a solicitarla a los centros de salud.

Si el Minsal tiene ya claro que “la población destinataria son parcialmente diferentes a las conocidas por los equipos de salud y la población general” ¿por qué razón está apurando el proceso de vacunación? ¿no sería mejor que lograran identificar con claridad a la población destinataria? Junto, claro está, con entregar a todos los medios de comunicación la información completa y los antecedentes reales de cómo llegaron a las cifras que aluden a la población destinataria. Es irresponsable plantear una campaña de vacunación si los antecedentes más básicos ya presentan dudas por parte de los expertos en salud pública. Así mismo, llama la atención que se haya propuesto inocular a 4 millones de habitantes y que en este paper orienten la entrega de la vacuna en plazos diferidos, de acuerdo al número de dosis de cada partida de vacunas. Se desprende, entonces, que no cuentan con todas las dosis comprometidas, por lo que es necesario preguntarse ¿qué pasó con los fondos públicos destinados a esta etapa de salud? ¿Qué pasa con los contratos para adquirir este producto? ¿Cuántas son las dosis que, efectivamente, tiene el Minsal hasta este momento?

Exigimos que Minsal sea transparente con todos los puntos antes señalados. Así como también exigimos publique el o los contrato (s) que se han firmado para adquirir las dosis, puesto que en países del hemisferio norte y en Polonia, específicamente, la ministra de la cartera rechazó la compra de estas vacunas cuando revisó el contrato y se dio cuenta que le negaban la posibilidad de demandar a los abastecedores en caso de existir daños colaterales o de gravedad por parte de quienes recibieran la dosis.

TOMADO DE http://detenganlavacuna.wordpress.com/

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